martes, 24 de mayo de 2022

 CLASICISMO. Josef HAYDN   AUSTRIA (Viena) 1732- 1809 

Haydn es conocido como el «padre de la sinfonía» y el «padre del cuarteto de cuerda» gracias a sus importantes contribuciones a ambos géneros. Al morir su figura quedó eclipsada por Mozart y Beethoven, pero pasado el tiempo será uno de los máximos representantes del periodo Clásico y será considerado uno de los compositores más célebres de toda Europa.

Haydn nació el 31 de marzo de 1732 en la pequeña población de Rohrau al sur de Austria, en el seno de una humilde familia numerosa. En 1740 entra como niño cantor en la catedral de Viena. Aprendió a tocar el clave y el violín.
Vivió durante toda su vida en Austria y desarrolló gran parte de su carrera como músico de corte durante casi treinta años, para la rica y aristocrática familia Esterházy de Hungría. Era el responsable de componer música de cámara para cada ocasión y de interpretarla con miembros de la orquesta y también de la familia, además de organizar el montaje de conciertos y óperas. Dispuso para ello de su propia orquesta, por lo que Haydn se consideró un hombre afortunado.

Una de sus sinfonías más populares es la Sinfonía nº 45, conocida como la "Sinfonía de los adioses" y compuesta en 1772 con la intención de pedir al principe que les dejara regresar con sus familias, despues de un largo verano en el palacio de Eszterháza. A la corte del principe Esterházy le gustaba residir largas temporadas en su palacete de Eszterháza, Hungría. Ni sus empleados ni los músicos podían desplazarse allí con sus familiares, y tenían que permanecer largas temporadas separados de sus seres queridos. Cansados de esta situación, pidieron a Haydn que intercediera por ellos ante el príncipe. A Haydn se le ocurrió una ingeniosa manera de protesta, componer una sinfonía. En las codas típicas del clasicismo, los músicos terminaban de tocar todos al unísono, pero esta vez el maestro ideó una manera muy diferente de terminar la pieza musical. En la nueva sinfonía terminarían poco a poco. Una vez terminada su interpretación, el intérprete, en vez de quedarse esperando a que terminaran sus compañeros, se levantaría silenciosamente y, con cuidado y respeto, recogería sus partituras, apagaría la vela de su atril y abandonaría la sala. La Sinfonía de los Adioses constaba de cuatro movimientos (Allegro assai, Adagio, Menuet: Allegretto y Finale: Presto), y al finalizar el último de ellos solo quedaron un par de violines, el del maestro de conciertos y el del propio Haydn. El príncipe y toda la audiencia quedaron impactados por este insólito final, y, entendiendo el mensaje, la corte volvió a Viena.



No hay comentarios:

Publicar un comentario